Grabado anónimo del siglo XVII
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Grabado anónimo del siglo XVII
Si bien la devoción a la corona de espinas proviene de tiempos de la Reconquista de Sevilla por el interés ferviente por las reliquias en aquellos años, la primitiva Hermandad se vincula inevitablemente al primitivo Sagrario de la Catedral, donde en 1592 el cabildo manda entregar un ornamento a la «capilla de la Corona que es en el Sagrario». En 1601 se habla de hacer inventario de los ornamentos de la «capilla del Cristo del Sagrario». Es en torno a 1580 cuando el racionero Bernardino de Isla, según hipótesis del Dr. D. José Luis Romero Torres, moderniza dicha capilla con un relieve de Jesús con la cruz a cuestas. No es hasta la década de 1630 cuando aparecen los primeros testimonios escritos de actividad de la Cofradía del Cristo de la Corona.
Del balance de Francisco de Urbina, mayordomo de la Cofradía en 1631, se indica la celebración de la fiesta principal de instituto en mayo, dedicada a la Corona del Señor, que posiblemente conllevase procesión, ya que en el inventario de 1639 constan varas de plata «para que los alcaldes vayan en las procesiones».
En 1674, ya inaugurada la actual Parroquia del Sagrario, la Cofradía adquiere formalmente la propiedad de la capilla, la cual se cierra con una reja coronada por un arco de medio punto, obra de Pedro Muñoz.
Según los Anales Eclesiásticos de Ortiz de Zúñiga (1677) la Hermandad del Cristo de la Corona, que gozaba de gran devoción popular, estaba establecida en la antigua capilla del Sagrario de la Catedral, de la cual se trasladó a su actual emplazamiento en 1716. En relación a ello, los cabildos de la Hermandad tratan en numerosas ocasiones el tema de la adjudicación de su actual capilla por parte del Cabildo Catedralicio. De hecho, en uno de los libros se resume un acuerdo en el que se encarga a los alcaldes y diputados la compra de la Capilla, y en los documentos posteriores se afirma que la Hermandad tenía capilla propia en el Sagrario «nuevo».
Durante los siglos XVII y XVIII la Cofradía mantiene una estrecha relación con la Parroquia. Así, en 1660 la Hermandad del Cristo de la Corona, junto con la de las Ánimas Benditas del Purgatorio y la del Rosario, costearon las fiestas con motivo del estreno del retablo mayor del Sagrario. De igual forma, la Hermandad llevó a cabo un préstamo al Cabildo Catedralicio para «socorro de la fábrica de la Catedral».
Esta misma época se corresponde con una etapa de bonanza económica para la Hermandad, perteneciendo a ella ilustres personajes de la historia de Sevilla como Pedro Roldán, José Montes de Oca, Matías de Arteaga, numerosos canónigos de la Catedral, el Marqués de Paradas o los Condes de Cantillana. En dichos años se acumulan la mayoría de las adquisiciones, tanto en enseres como en casas y rentas (algunos corrales de vecinos de Triana, fincas en Rascaviejas, algunas casas cedidas por vía testamentaria, varias Capellanías, destacando una en la Iglesia de la O y otra en la Magdalena, etc.). Según los Anales de las Cofradías Sevillanas de Juan Carrero, tomando como referencia la revista Calvario de 1942, se puede leer: «La Hermandad de la Corona de Cristo y la del Santo Entierro solicitan, en este año de 1641, de su Majestad Felipe IV la concesión de alguna merced para acercentar sus fondos. El Rey les otorgó facultad para que perpetuamente pudiesen lucrarse taginando con doce carros, cada uno con una mula, aplicados a cada Cofradía seis carros. En reciprocidad a tal gracia, ambas Hermandades ofrecieron a Su Majestad mil quinientos ducados, a pagar la tercera parte de ellos el mismo día de recibidos los carretones, y los mil ducados restantes, en los seis meses siguientes a dicho día de la procesión, mas el ocho por ciento al año de todo el tiempo que se retardase cualquiera de los pagos, después de cumplidos los plazos».
De igual forma, es de destacar la relación con la Hermandad de Jesús Nazareno, la cual ofreció a la de la Corona que sus miembros, por el mero hecho de serlo, fueran admitidos en dicha Hermandad de forma automática y sin el pago de su entrada correspondiente, según documentación para favorecer la concordia entre ambas Hermandades.
A principios del Siglo XIX, la Hermandad comenzó a pasar por dificultades. Se observa una menor proliferación de enseres y propiedades que llega a su culmen en 1806, año en el que se venden todas las pertenencias de plata (incluyendo las cantoneras de la cruz) a la Casa de la Moneda para sufragar los gastos de la realización del nuevo altar en jaspe. El libro de inventario acaba en la citada fecha, sin embargo no ocurre así con el de acuerdos de cabildos. La última Junta de Gobierno de la primitiva Hermandad queda constituida en 1858.
Se titulaba esta Hermandad: Congregación de la Reina de los Cielos Nuestra Madre y Señora del Rosario. Como se menciona anteriormente, los primeros datos se remontan a la segunda mitad del siglo XVII, conociendo que en 1686 se abre un libro de actas y otro de cuentas.
A finales del siglo XVII toma auge el rezo del Rosario a diversos templos por parte de la Congregación. Según indican las Noticias de Justino Matute, en 1692 «En 22 de Octubre dio principio el Rosario del Sagrario á una novena de noche, en que iban más de cuatrocientas personas, por los sucesos de la guerra, y se estrenó en ella la tonada del Ave María que tiene hoy». De igual forma narra que en 1694, debido a la seguía, «el Rosario del Sagrario hizo estación por nueve noches a la iglesia de los Clérigos menores [actual de Santa Cruz], y cantaba las Letanías ante Nuestra Señora del Mar; cuya novena concluyó el día 4 de Mayo, y Dios quiso enviar su santo rocío el inmediato día 5».
Esta Hermandad fue madrina, en el año 1776, del nuevo Simpecado bordado en plata y oro sobre terciopelo carmesí que se estrenó en la festividad de la Virgen de los Ángeles por actual Hermandad de los Negritos. Existe documentación de la Congregación hasta la primera mitad del siglo XIX.
En lo que respecta a la actual Hermandad de Penitencia, el culto al Santísimo Cristo de la Corona fue restablecido al nombramiento de D. José Gutiérrez Mora como párroco del Sagrario en la década de los años 80 del pasado siglo. Después de varios Vía-Crucis en colaboración con la Hermandad de las Aguas y jóvenes de la parroquia, en 1991 comenzó a gestarse la Asociación Parroquial del Santísimo Cristo de la Corona y Nuestra Señora del Rosario. En 1992, la Imagen del Santísimo Cristo de la Corona participó en la exposición Magna Hispalensis, celebrada en la S.I, Catedral como exponente de los momentos de transición al Barroco sevillano. Desde ese mismo año, la Hermandad comenzó a realizar su Solemne Vía-Crucis por las calles de su feligresía, así como la procesión de Nuestra Señora del Rosario en el mes de Octubre. La Asociación Parroquial fue aprobada por la Archidiócesis de Sevilla en 1994, y posteriormente erigida canónicamente como Hermandad de Penitencia el 9 de marzo del año 2000.
En el año 2006 se sustituyen las andas de nuestro Titular por el actual paso procesional, y desde el año 2009 realiza su Estación de Penitencia con nazarenos de ruan morado en la anochecida del Viernes de Dolores de Nuestra Señora, con la peculiaridad durante algunos años de haber accedido durante la Estación de Penitencia al interior del Palacio Arzobispal.
En el año 2021, la imagen del Santísimo Cristo de la Corona fue elegida por el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla para presidir el Piadoso Ejercicio del Vía+Crucis Penitencial de las Cofradías de Sevilla, presidiendo un altar efímero montado para la ocasión ante el Altar de Jubileo de la S.P.M.I. Catedral de Sevilla.